Conducir supone una acción estresante en sí misma desde el momento que implica un estado de alerta constante en el conductor. Esta situación la aceptamos desde el mismo momento en que giramos la llave y notamos rugir el motor, sin embargo el problema aparece cuando nos encontramos con situaciones inesperadas en las que el miedo, los nervios y la ansiedad se apoderan por completo de nosotros mismos.
¿A qué situaciones nos referimos? Desde atascos a rotondas imposibles, la presencia de radares, la prisa por llegar a tiempo, aparcar mientras formamos una cola de coches esperando o las propias discusiones que surgen con nuestros acompañantes.
Además de provocar riesgos al volante, el estrés no es nada beneficioso para la salud del ser humano, por eso escribimos este post, para proponeros algunos trucos que os ayudarán a dominarlo: