Grúas autopropulsadas y sus medidas de seguridad (I)

¿Qué es una grúa autopropulsada? Por definición, «son aparatos de elevación de funcionamiento discontinuo destinados a elevar y distribuir en el espacio cargas suspendidas de un gancho o cualquier otro accesorio de aprehensión dotado de medios de propulsión y conducción propios o que formen parte de un conjunto con dichos medios que posibilitan su desplazamiento por vías públicas o terrenos».

De esta forma, este tipo de grúas son reconocidas por su potencia, su forma compacta y por la agilidad que permite en su manejo; además de que pueden ser utilizadas tanto en vialidades como en terrenos difíciles o de construcción.

Así, las grúas autopropulsadas se componen de cuatro partes esenciales que permiten su gran desempeño:

  1. Una estructura giratoria, que sostiene y soporta el peso de  la pluma, los contrapesos y todos los mecanismos de accionamiento de la grúa.  Se compone por la pluma, los plumines, el órgano de aprehensión, el aparejo, el mecanismo de elevación y los contrapesos.
  2. La corona de orientación, que es la que permite la movilidad a la máquina. Se compone por todos los elementos y engranaje.
  3. El chasis o base  portante  de la grúa; como su nombre lo dice, es el que soporta  toda la estructura de la grúa y dispone de sistemas propios de propulsión.
  4. Los elementos de apoyo, son aquellos a través de los que se transmiten los esfuerzos al terreno: orugas, ruedas y estabilizadores u apoyos auxiliares que disponen las grúas móviles sobre ruedas y están constituidos por gatos hidráulicos montados en brazos extensibles, sobre los que se hace descansar totalmente la máquina lo cual permite aumentar la superficie del polígono de sustentación y mejorar el reparto de cargas sobre el terreno.

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